e hënë, 7 maj 2007

uñaYmugre

Xilografia. Taco Perdido. Dora Burlet
UÑAyMUGRE
ACTA 01 AÑO XERO+7
KURAKAWIN;
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TE COCINO.
Carlos Gray. Pucón.
Me gusta ver como oscilan tus sensuales rollitos, mi guatoncita sabrosa. Me achicharro en tus encantos ñatita, cuando atrapada en ese sanguche de pernil, exudando felicidad, declamas poemas de Rambaud y llego hasta el delirio cuando entre platos, ollas y sartenes atacamos esa pechuguita sabrosa encima de la mesa de la cocina... qué diablos. Eso sí, chanchita golosa, te lo advierto, si bajas un miserable gramo, soy capaz de estrangularte con una tira de prietas y longanizas, y meterte al horno como una marrana barata, zanahoria en el hociquito y, después comerte, presa por presa, aunque me suba el colesterol.
Alpiste fallido – Plaza Aníbal Pinto.
JULIO C. BRIONES. Temuko
El sembrador, metáfora de lo fructífero, símbolo del desarrollo cultural, con rasgos alemanes, acompañado de un lado por un Paco y por el otro un Soldado Español. Al Sur un combatiente Mapuche, y arriba una machi, como celebrando algo o pidiendo mejores tiempos, rodeados de dos palmeras.
Plaza de armas de Temuco, Viernes 18:57 horas: Prueba de Alpiste.
Mi intención era que los pájaros pudieran venir a comer el alpiste debido a que justamente a esa hora, llegaban todos, me subí donde el sembrador, dejé en su saco el alpiste, me bajé y esperé, nunca bajaron.
Sábado 9:36 de la mañana, el alpiste estaba intacto, más tarde, como a las 1:53 de la tarde sólo unos pájaros carroñeros trataban de comer entre la gente.
Nunca comieron, llegan satisfechos, llegan a puro cagar y dormir, son pájaros Urbanos, Sólo habilitan, duermen y se van.
Debido al hecho, es que genero una metáfora por similitud, El Sembrador, concepto por sí mismo relleno de metáfora, el símbolo del desarrollo cultural con una semilla precisa, semillas que en este caso nosotros, los seres humanos, tendríamos que comer.
De alguna manera la gente de Temuco no quiere cosechar la semilla de ese sembrador ni menos comerla al igual que los pájaros de Temuco que sólo llegan a dormir, por que ya comieron antes.
Y no es menor que el sembrador apunte para la galería de artes Aníbal Pinto, creo sinceramente en un propio desarrollo cultural diferenciador e incorporado, como los pájaros urbanos, creo en la vinculación, creo en la cooperatividad, creo en habilitar, creo en experimentar, como los pájaros que llegan cagan y se van y después vuelven de nuevo.
Divino tesoro. Jano Antrix.
Santiago
mi juventud
fue un lugar donde pasé viajando a exceso de velocidad
Uña.
Mabel Arias. SM de los Andes.
Argentina
una uña encarnada/un piojo adulto/horadando mi cuero cabelludo/una espina en el talón/una piedrita adentrándose/debajo de mi párpado/no se qué hacer/con este amor,/amor/como quisiera/tirarme de un barranco/tirarme/ rebotar en una nube que.../suavemente me lleve hasta tus brazos. Algo empalagoso? ja, ja! A lo mejor terminarlo: "tirarme/ y rebotar en una nube que.../se deshaga en cristales sobre el lago."
Hilo aguja y tijeras.
Elena garzón Mendoza.
Argentina.
humilde la mano vuelve atrás
una vez y otra vez sin lastimarse
hasta cerrar el tajo con su sombra
Los grillos. Extracto
Rafael Urretabizkaya. S.M. de los Andes.
Argentina
dónde están los que mueren? ¿hay en mi pieza un cementerio? una plaza, un baldío, un árbol donde dar atrás de él, el primer beso ¿es mi pieza un lugar ecológicamente sustentable?
¿pero que clase de monstruo soy? ¿uno que ni siquiera sabe que lo es? un desclasado un maldito desclasado que cuando dice pan desconoce al campesino, la tierra la asada, el tractor, la madrugada la espiga, la alpargata bigotuda el molino, la refinería, con todos sus trabajadores sus esposas, sus hijos, sus programas de radio, sus horarios sus planes del domingo ¿un podrido desclasado que cuando dice pan no dice panadero?
Esquizofrenia.
Jaime Contesso.
Laja
Toco la puerta
No hay nadie… Golp
eo mi cabeza… Ahí estaban todos.
Por el verde trigal.
Cristian Antillanca.
Chaihuín
1
Por el verde trigal
vuela blanco
el espíritu
de una oruga muerta.
2
La lluvia de esta tarde
ha detenido al colibrí
Ocioso está entre el follaje
escampando
pensando
divagando.
ACTA 02 AÑO XERO+7
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QUINCE AÑOS Y UN DÍA Carlos Gray. Pucón. La sentencia fue lapidaria, quince años y un día. El anselmo la recibió con calma, podría decirse que la conocía. Un ligero escalofrío recorrió su cuerpo mientras escuchaba el veredicto. Sintió un espasmo. La pareció volver a sentir bajo su pecho, el lloroso cuerpo de la muchacha violada encima de esas malolientes bolsas, en el callejón. Escuchó sus quejidos. Sintió la erección de su miembro a medida que leían sus cargos, temió eyacular. Se mordió los labios y trató de calmar su corazón. Miró al estrado y sintió que quince años no serían nada, la jueza era una buena recompensa. Ernesto Viñals Montevideo. Uruguay
Que no venga a nuestros ojos
el golpe agudo,
el frío ansioso del miedo
un ejército sin brazos
*
(Llevaremos el peor recuerdo de esta vida.) (¿?)
*
en este mundo coagulado
tu desdén y tu mirada
van rodando cuesta abajo.
*
Frente a otro mundo sangreseca
yo vi una larga nube solitaria
vagando
en un cielo anaranjado

Víctor Cifuentes. Küntrülpe • Femyáwkegaymün femyáwkegaymün!! Pún müñawkegaymün Anden así, anden así no más!! Anden de noche (Juana Cifuentes Montre, de la edad de la flor de las habas, Küntrülpe) • Lliwí nga chi küze Ayóng tapülkünuwi chi antü Tüyechi wé utrukon mapu mew Küme kimngepé taiñ pekán lukutuñmawümekenofiel chem ñizólmapu norume Se derrite la ampolleta Transparentes pétalos la luz En la tierra recién regada Sépase que no nos hincamos ante ningún jerarca • Feychífel winülekefulu antü ngati Taiñ ngémew niekefuyiñ rakíantüwe En aquél tiempo expandido El reloj en los ojos teníamos • Zoy kümi nga münchémapuluwkülen ta punwíluwkülenmu Allkütuñmangeale llengá wazwázkülen pu piwké Hay que estar más abajo que adentro Para oír el rumor de los corazones Rutas neuquinas (o la muerte del maestro). Rafael Urretabizkaya. S.M. de los Andes. Arg. En la época del email y los mensajitos por teléfono las injusticias se avisan caminando como en el choconazo, o saliendo a la ruta como en las puebladas. En cinco días recorren los doscientos kilómetros y aunque son 15.000 los compañeros entrando a Neuquén, el gobierno no atiende a la visita, le da vuelta la cara con desprecio y mala educación. Comienzan los piquetes. Entre los viajeros que ven interrumpido su camino hay algunos decididamente solidarios, otros que ponen en marcha sus preguntas sobre este país tan vasto y cruzado de problemas, y otros que no encuentran entre las categorías de pensamiento que manejan, nombre para lo que ven. Estos últimos acomodan la situación hasta convertirla en algo que es para ellos un asunto posible: “ustedes no son profesores”, afirma una joven que baja de un auto que parece un ovni, y eligiendo a uno le busca los ojos y dice “vos sos un cabeza que está aquí por un chorizo”. El “cabeza”, un profesor de literatura de Zapala, la mira y recuerda de ese libro de Salinger que le gusta leer con sus alumnos. Pasó la caminata, pasan los piquetes pero no hay ningún modo de entenderse. Cuando las maestras y maestros hablan de sus sueños, del lado del gobierno hablan de negocios. Entonces aunque el tema sea el mismo, el tratamiento que le da cada uno los vuelve asuntos diferentes. Vuelven los piquetes, porque el que tiene razón lo asiste la serena convicción y alegría de estar haciendo lo correcto, pero ahora algo en el negocio de los eternos candidatos comienza a romperse y entonces, contra los que caminan y esperan, arrancan los gases y los tiros. Un proyectil del tamaño de una cartuchera explota contra la cabeza de Carlos Fuentealva, un querido profesor de química que en un segundo desparrama sus conocimientos junto a la alegría de lo bien que van los pibes de tercero, sobre el asfalto de Senillosa. La radio exagera diciendo que el compañero se debate entre la vida y la muerte, aunque todos sabemos que en un debate se escuchan las dos partes y aquí el proyectil que estalló en el cráneo, tiene la palabra. Cuando hay un crimen hay un criminal, aunque las responsabilidades intenten disolverse entre voces de mando y obediencias debidas. Otra vez. - Che, Sobisch, asesino, cobarde, ¿a cuántos más de nosotros pensás chuntarle un tiro?. ¿Cuántos muertos te parece que hacen falta para que tengas razón de alguna cosa?. La gente que los mira pasar ya sabe quienes son. Los nombres de algunos van a pintar la casa de gobierno pidiendo audiencia a la justicia. Así como un día apareció escrito el nombre de Teresa, “Teresa Rodríguez, culpable de estar ahí”. Esto va a ser así todas las veces, todo el tiempo, siempre. Hasta que haya justicia. Porque como nos dice Freire reflexionando sobre la fatalidad: las cosas no son así, están así (y las vamos a cambiar). Quizás este tono. Ernesto González Barnert Quizás este tono menor sea el destino implacable de unos versos. No diré poesía por temor a que no la haya, destello que nunca adquirió todo el resplandor. “Un caballo enfermo que husmea por el prado buscando un rincón limpio donde morir” al decir de Kavanagh. Desolación y páramo de una vida construida sin bautismo. Pude cortarme, pero basta con las palabras. Escribe a: escritores_arauca@yahoo.es