e shtunë, 23 qershor 2007

Carta de cesar Vallejos a Óscar Imaña

Lima, agosto 2 de 1918.
Óscar querido: Son las 2 de la mañana y te escribo. ¿Sabrás cómo estoy en este momentito? ¿Adivinarás qué pasa en mi alma? Ahí veremos. Si adivinas. Estoy solito. En un escritorio que tú no conociste nunca. Con una luz que tampoco viste. Todo desconocido. Todo para que tú lo adivines. Tengo frente a mí raros muebles que esperan no se a quiénes. Una mosca vulgar ronda en voz gruesa y aguardientosa, perezosa y nauseabunda. Pelea con otra en el aire. Producen un sonido como de celuloide que se quema. Veo después varios sobres con ajenas direcciones. Luego, varios sombreros de invierno colgados en corro atisbados. Me restrego la pantorrilla derecha en la parte posterior; algún insecto nocturno y vivaracho y fugitivo. Canta un gallo en tiempos matemáticamente iguales. De nuevo pasa la mosca sobre mi peluca desgreñada y sucia. Te explicas. Suspiro. Me canso. Un ronquido vecino me trae gordos resuellos de siesta porcina. El Hombre está lejos de mí. Un alerta vozarrón. Es un auto que pasa predicando que en los caminos uno debe ir muy advertido...Dos golpes de mi "corazón delator", suenan en la casa. Estoy constipado, y a veces mis narices se ven en apuros sonoros y angustiosos. Pasa el último, sin novedad. Otro suspiro. Leve, minutesca pausa, que apenas me da tiempo para enumerarla. Pasa. No tengo cigarrillos. Voy a fumar un pucho reincidente. No tiene mayor culpa este humilde cachaquito, que el haberse pasado la noche en guardia misteriosa de sabe Dios qué orden menudo e invisible de fuerzas subhumanas. Pobre amigo mío. Y nada le salva. Al hecho. (...) Ya lo estoy festinando. Y para más cacha, ha sido el último fósforo también. Sueños familiares, conocidos hay en la casa. Pobres. Que duerman. Hombres y mujeres. O que hagan...lo que se les venga en gana. En la vida despierta, se sufre mucho. Pobres. Y se me acabó el pucho. Contemplo una figura de almanaque. Un hombre fornido que clava un puñal a otro que se retuerce y se queja a sus pies. Este asesinato dura 24 horas. Es raro. Alguien se ha retirado en antes de mi presencia. Se fue preocupado, después de suplicarme. Yo le dije que no, que se recoja, que no se preocupe. Ahora yo le recuerdo conmovido, y ruego a Dios por esa persona. Que duerma sin sobresalto, apaciblemente. Hay cuerda tendida. Tendida hacia la noche de mañana. Y vibra intensamente. Adios. César.